8 de febrero de 2011

ENTREVISTA A PACO ESCOBAR EN JONDOWEB CON MOTIVO DE SU ACTUACIÓN EN LA XVI BIENAL DE ARTE FLAMENCO DE SEVILLA







    Aglutina en su currículum tantos méritos académicos como falsetas en su sonanta. El guitarrista Paco Escobar, primer profesor universitario en actuar en la Bienal de Flamenco de Sevilla, es el mejor paradigma para derrocar el tópico de que el flamenco es un arte reservado a iletrados. Compositor culturalista, con propuestas barrocas y honda raíz flamenca, el sevillano confiesa ser antes músico que filólogo. Embriagado de sensibilidad musical y de un vasto conocimiento poético, el doctor en Filología Hispánica parece extrapolar las metáforas y motivos literarios que enseña en sus clases a las cuerdas de su guitarra.'A contratiempo' es su primera publicación musical, un disco en el que busca un equilibrio entre la tradición flamenca, pero con la mirada abierta al aprendizaje de otros discursos musicales. Adalid del humanismo y la música, Escobar aboga por un flamenco sin anclajes recalcitrantes, destapado hacia una continua evolución y, por supuesto, presente en las aulas universitarias.

Su disco busca la intertextualidad del flamenco con otras músicas, ¿cree que al flamenco se le pueden poner límites? ¿Hay una barrera entre la ortodoxia y la innovación?

    Si queremos hacer una propuesta estética de contenido, resulta imprescindible conocer, en primer lugar, las fuentes y modelos que han forjado las bases del Flamenco. Sin embargo, respetando este principio esencial, procuro, además, buscar mi propio lenguaje y señas de identidad. Por esta razón, el Flamenco, desde nuestra óptica contemporánea, no puede ser considerado únicamente como mera arqueología del pasado sino que debe estar abierto a un continuo enriquecimiento y evolución, como sucede en las restantes manifestaciones artísticas.

¿De qué otras fuentes aparte de la flamenca bebe su música?

    Analizo diferentes discursos musicales tanto de la música clásica, principalmente antigua y contemporánea, junto a otros de variadas músicas del mundo. También, en un plano de composición conceptual, trabajo las poéticas de maestros en artes tan variadas como la literatura, la filosofía, el cine o las artes plásticas. En definitiva, persigo un equilibrio entre el respeto y conocimiento de la tradición en armonía con una mirada abierta al aprendizaje en virtud de otros discursos musicales y estéticos.


¿Cómo acogió el público de la Bienal su espectáculo?

    La verdad es que estoy muy agradecido por varias razones. La primera es que llevaba una propuesta compleja de concierto en un doble formato: por un lado, mis composiciones vinculadas al Flamenco y otras de cámara que enlazaban, al tiempo, con el contrapunto barroco y la estética contemporánea; de ahí las transcripciones para marimba, viola da gamba, violín, bandoneón o percusión junto a un piano flamenco o voces de cantaoras. La segunda razón que hacía compleja la puesta en escena del espectáculo era la duración: aproximadamente casi dos horas de música real. Por último, aunque durante buena parte del concierto ponía en escena mi cd A contratiempo –por lo que a un sector del público podía resultarle la música un tanto conocida–, otras piezas como la seguiriya, inmersa de pleno en la estética contemporánea, o la suite dedicada a mi hija Marina las estrené allí y era la primera vez que se podían escuchar. Si a eso se le suma que a la gente, por lo general, le sorprende que haya sido el primer profesor universitario en treinta años de la Bienal que haya llevado a cabo un concierto íntegro de esta envergadura, estoy contento de haber cumplido las expectativas generadas. Al final, después del concierto todo el público se puso en pie y con bis incluido. Esta reacción me ayuda, de verdad, a continuar buscando mis señas de identidad como músico.

¿Se considera más guitarrista, compositor o filólogo?

    Comencé con siete años a tocar la guitarra, antes de ser filólogo. Luego durante mis estudios universitarios realicé la doble especialidad de filología hispánica y clásica, porque he valorado siempre la formación humanística e integral no sólo del profesor-investigador sino también del músico. Ahora me dedico a investigar tanto en el campo del humanismo como a nivel musical (en este último plano conciliando teoría musical y práctica creativa). En definitiva, procuro conciliar, con mucho esfuerzo y dedicación vocacional, estas dimensiones en la música que propongo como señas de identidad artísticas propias.

Usted que es doctor en Filología Hispánica, ¿cree que los artistas adolecen todavía de falta de cultura? ¿Se le hace todavía extraño a muchos ver a un flamenco con títulos universitarios?

    Creo que en los albores del siglo XXI este concepto de figuras estereotipadas está cambiando. Cuando viajo a otros países, compruebo, con alegría, que buena parte de los profesores universitarios con los que trabajo a nivel musical (música clásica, por lo general) son excelentes compositores; incluso la Universidad está vinculada al Conservatorio. Precisamente, hace unos días estuve dando un concierto en el sur de Francia en un festival de músicas del mundo y contemporánea y coincidí con profesores-músicos de la Universidad de Patras. Esta relación tan natural y sin fisuras, en contraste, la echo de menos cuando hablamos de Flamenco. Por ello, mi figura resulta, en un principio, un tanto anómala para el común de los aficionados al Flamenco (si bien me he dedicado antes a la música que a la filología) pero es sintomática de que están surgiendo nuevas figuras que van a romper el estereotipo de que el flamenco es una persona “iletrada” y el de música clásica, en cambio, es muy “culta”, u otro cliché habitual consistente en que un profesor universitario es muy “letrado”, al parecer, para componer música flamenca.

¿El flamenco debería estar más presente en la Universidad?

    Por supuesto. Estamos dando sólo los primeros pasos y queda mucho por hacer: implantación de estudios reglados en grado, máster, etc., formación de personal docente-investigador cualificado ... Por mi parte, estoy abriendo una línea de investigación en el doctorado de Flamenco en la Universidad de Sevilla en la que doctorandos que van desde profesores de conservatorio hasta artistas profesionales del Flamenco con formación académica están haciendo su Tesis doctoral en un maridaje metodológico que propongo entre música flamenca, literatura y procesos de comunicación.

¿Qué ofrece A contratiempo?

    Una suite de formas genéricas flamencas que he compuesto para voz y diferentes instrumentos (algunos un tanto novedosos para el Flamenco como el bandoneón o el corneto) junto a varias piezas de cámara que no podemos encuadrar dentro de la naturaleza habitual de palos habituales en el Flamenco. Al tiempo, estas composiciones ofrecen unas implicaciones simbólicas con la literatura y otras disciplinas estéticas (para eso me dedico a investigar sobre las relaciones entre música, literatura y procesos de comunicación). Por ello, presento la obra con mi texto “Poética musical o de los sentidos” en los que explico las claves compositivas en diálogo con los paratextos de poetas prestigiosos como Jaime Siles y José Mª Velázquez-Gaztelu.

Han definido su música como postmoderna, ¿cómo la definiría usted mismo?

    Sencillamente música fruto de años de reflexión compositiva para todo aquel que quiera acercarse a ella con sensibilidad y apertura estética acorde con nuestra época contemporánea.

¿Qué le evoca Almería con respecto a la guitarra flamenca? ¿A qué suena esta tierra?

    Un referente espacial y sonoro imprescindible para conocer formas genéricas del Flamenco capitales como los estilos de Levante. En estos momentos estoy indagando precisamente sobre la ejecución de estos estilos en sus formas más autóctonas como revisión canónica para varias composiciones que daré a conocer en un próximo proyecto: taranta, minera, bulería, con armonía de “Levante”, y también una rumba-tango evocando, desde mi universo compositivo, las sonoridades que tantas veces he escuchado en peñas flamencas como la del Taranto, en las calles de la Chanca incluso en las palabras de admiración de un poeta tan allegado a Almería como José Ángel Valente, del que estoy realizando, por cierto, una investigación sobre las relaciones entre música y literatura en su obra.

¿Cómo ve la situación del flamenco en la provincia almeriense?

    Veo que, a nivel artístico-cultural, continúa, por fortuna, siendo un referente crucial para todo aquel que quiera conocer con rigor la tradición flamenca. Sin embargo, para preservar tan rico caudal que atesora la provincia haría falta una buena inversión económica, como en otras provincias andaluzas, para seguir dando pasos adelante.


Antonio Alcántara

Jondoweb

Noviembre 2010