Llovía tanto como el día de tu muertesobre los dioses que rigen el sino de la lluviay el mar que es el morir sin causa ni destino.Llovía sobre las doradas custodias del templo,sobre las supuestas palabras del mesíasy las catedrales donde aún arden los libros.
Llovía sobre la ciudad más antigua del mundo,
sobre el siglo de todas las banderas,
sobre un tiempo terrible como nunca.
Llovía como el día remoto de tu entierro
junto al sendero del cementerio inglés
entre playas desnudas y ferrocarriles antiguos.
Llovía sobre el arcano poder de las armas,
sobre el pecado de las sabias costumbres,
sobre el sucio altar de las grandes fortunas.
Volverá a llover sobre la amarga rabia
que incendia las ideas como bosques sagrados
y aventa a las almas en pos de la tormenta.
Volverá a llover como el pan a secas
que devora los ojos de quien solo muerde
la piel de la derrota ahora como entonces.
Volverá a llover como llovían tus años
sobre el temporal del miedo y las certezas,
sobre las leyes escritas bajo un dogma.
Volverá a llover sobre las casas palacio,
sobre el umbral de la banca y el de la usura,
sobre el largo silencio de los nuestros.
Volverá a llover como saben los muelles,
como la agonía turbia que te empapaba entonces
como un temporal de misterio y justicia.
La libertad y el agua llevan lentes oscuras.