13 de febrero de 2022

Reseña de Antonio Alcántara del Moral al disco-libro Támiris

 

    Támiris es el último disco de mi admirado profesor y amigo Paco Escobar . En su nueva creación el hispanista y guitarrista nos presenta 16 temas plagados de ternura, sensibilidad y transmisión. Paco navega con dulzura por las seis cuerdas de su sonanta para ofrecernos una propuesta tan estudiada como sentida en este viaje interior hacia su alma, en ese hermoso trayecto entre la literatura y la música.

El sevillano aliña su toque con una amplia variedad de voces: la de la lebrijana Inés Bacán, fraguada en el tuétano de lo jondo; la voz acanelada de una artista experimental como Rocio Marquez ; la de Esperanza Fernández , moldeada en las alfarerías del arte; la voz brillante de la Lámpara Minera, David Lagos ; el timbre arenoso de María Marín; el eco con sabor a clavo de Tomás de Perrate; el precioso metal del jerezano Ezequiel Benitez Dominguez ; la vibrante voz de la soprano Mayte Salgueiro; o la garganta regada por el Tinto y Odiel de Carmen Molina. Incluso incorpora un cante por soleá sin conservantes ni colorantes de Márquez el Zapatero.
Innova el repertorio con letras propias y aportaciones de José Luis Rodríguez Ojeda (que también recita), Alberto Prieto, Javier Salvago, Juan Peña, Miguel Florián y Silvia G. Coillard y enriquece el abanico de estilos con el precioso fado aflamencado al alimón entre Esperanza Fernández y la cantante con orígenes portugueses Mayte Salgueiro.
Además, cuenta con ese adalid del compás como es el utrerano Antonio Moreno, las palmas de Paco Cruzado, el oboe y flauta de Ignacio Gil y las zanfoñas de Anto Nadal y José Manuel Vaquero, el saxofón de Juan M. Jiménez, la percusión de Álvaro Garrido, la trompa y cornetín de Rafael Mira y Calia Álvarez a la viola da gamba. Todo ello bajo la producción ejecutiva de María Isabel Dorado.
Decía Nietzsche que la vida sin música sería un error. Así que no dejen de escuchar Támiris que, por cierto, fue un artista tracio al que Plinio el Viejo atribuyó la invención del modo dórico y el hecho de ser el primero en tocar la cítara como un instrumento solista sin acompañamiento de voz.